La palabra bicicleta nos evoca a Holanda, un país con más bicicletas que habitantes, más de 15.000 kilómetros de carriles bici y un paisaje formado por grandes llanuras sin casi pendientes. Existen miles de itinerarios para recorrer el país, los hay desde una jornada de duración hasta una semana, como el que circunvala el Zuiderzee, el mar interior de Holanda, una senda de 388 kilómetros entre diques, plantaciones de tulipanes y preciosos pueblos de pescadores.
La bicicleta, uno de los símbolos de Holanda
Sin embargo esta situación no se ha generado sólo por las condiciones geográficas del país o por mera casualidad, sino que ha sido su sociedad la que la ha propiciado. A lo largo de su historia se han realizado numerosas marchas y manifestaciones para conseguir la realidad actual del ciclista holandés.
En el vídeo que podéis ver a continuación se muestra una revisión de la evolución de la bicicleta a lo largo de la historia de Holanda.
Punto de inflexión
Antes de la Segunda Guerra Mundial ya se usaba la bicicleta como medio habitual de transporte. Sin embargo, tras la contienda y a partir de los años 50 se disparó la venta de vehículos privados. Esto trajo consigo numerosos problemas entre los que destaca un incremento en las muertes en las carreteras. Un ejemplo muy claro es la estadística del año 1971, donde más de 3.000 personas murieron en manos de los automóviles, 450 eran niños.
En respuesta a estos hechos, se formó un movimiento social denominado “Stop Kindermoord” (Detener el asesinato de niños), que tomó su nombre del título de un artículo escrito por el periodista Vic Langenhoff cuyo propio hijo había muerto en un accidente de tráfico. Este movimiento exigía unas condiciones de mayor seguridad para el uso de la bicicleta para los niños.
Manifestación del movimiento “Stop kindermoord”
Además, si a todo lo anterior se une la crisis de petróleo surgida en 1973 en Oriente Medio, cuando los productores de petróleo detuvieron las exportaciones a los EE.UU. y Europa Occidental, se provoca una situación idónea para un cambio. Esta situación obligó al gobierno holandés a mejorar las infraestructuras para la bici así como a introducir políticas que relegarían al automóvil a un segundo plano.
Pintado carriles bici en Amsterdam en 1980
El caso del barrio de Pijp
Un claro ejemplo de la lucha holandesa para conseguir que en sus calles reinaran las bicicletas es lo sucedido en el Barrio de De Pijp en Amsterdam. Un barrio no planeado para adaptarse a los coches de las 40.000 personan que habitaban el área, se convirtió en un barrio donde el espacio público estaba dominado por el vehículo. Los principales damnificados por esta situación eran los niños, que perdían su espacio de juego (la calle) ganada totalmente por el coche.
En el siguiente vídeo se muestra como la población de De Pijp y especial los niños de esta localidad lucharon para que esta situación cambiara:
En la actualidad este barrio es un área donde la gente puede vivir. Las calles funcionan totalmente diferente a como lo hacían, ya que se ha reducido drásticamente el transporte en vehículo privado. Existen muchas menos plazas de aparcamiento y ese espacio ha sido sustituido por árboles, aceras más anchas y plazas para aparcamiento de bicicletas. Se ha implantado un sistema de dirección única y se han cerrado varias calles, lo que ha supuesto que una circulación rápida de los vehículos se haga tarea imposible. Todas las calles residenciales son zonas de 30 km/h.
Situación actual de una calle del barrio de De Pijp
Acualidad de la bicicleta en Holanda
En la actualidad circular por un carril bici en Holanda es sinónimo de seguridad. Estos están formados por superficies totalmente lisas, perfectamente delimitados y con la anchura adecuada para la movilidad en dos ruedas. Además cuentan con luces y señales independientes para la bici. En una gran mayoría de ciudades holandesas los carriles bici esta segregados del tráfico a motor, en caso contrario la bici tiene prioridad frente al automóvil. Un dato curioso, es que cuando conviven bici y vehículo existen señales que muestran lo siguiente “Calle ciclista, los coches son invitados”.
Carril bici en Holanda
Papel de la enseñanza
El estado también tiene un papel en la enseñanza, con clases de ciclismo eficiente como asignatura obligatoria del plan de estudios de la escuela holandesa. Todas las escuelas tienen lugares para aparcar bicicletas y en algunas escuelas el 90% de los alumnos acuden en sus bicis a clase.
Un ejemplo de como Holanda está inmersa en el ciclismo en la ciudad universitaria de Groningen, donde la estación central de tren cuenta con un aparcamiento subterráneo para 10.000 bicicletas. Los ciclistas aparcan en un sitio y los coches en otra parte, y además posee contadores electrónicos que indican en todo momento los espacios disponibles.
Aparcamiento subterráneo de Groningen
Los holandeses consideran la bicicleta un estilo de vida, por el cual han luchado. No se preocupan por tener el último modelo de bicicleta sino que consideran éstas como unas compañeras fieles en las aventuras de la vida. En este tipo de relación, es la longevidad lo que cuenta – por lo que mientras más vieja sea la bicicleta, mejor aún. En todo caso, tener una “cutre”, maltrecha y vieja bicicleta ofrece da fe de un amor largo y duradero entre el usuario y su bici.
Escrito por José Benito Casanova Caamaño. INGRENOVABLES
Carlos Sánchez Criado
Publicista por la Universidad Complutense. Director comercial de publicaciones técnicas del sector de la energía durante doce años. Director de Energy News Events, S.L. desde 2012 difundiendo información en Energynews.es, movilidadelectrica.com e hidrogeno-verde.es. Y por supuesto, organizando eventos como VEM, la Feria del Vehículo Eléctrico de Madrid.