A partir del 20 de enero, Estados Unidos cambiará la tendencia de los últimos años. Joe Biden, el nuevo presidente, ha anunciado un importante plan de inversiones de dos mil millones de dólares para la recuperación. El plan contempla el desarrollo de un transporte más limpio, así como el despliegue de infraestructuras de recarga, con energías limpias, por las carreteras estadounidenses.
La administración Trump, con la salida del Acuerdo de París y el apoyo a los combustibles fósiles, detuvo el proceso hacia un transporte limpio. Aunque, curiosamente y por primera vez, hubo estados que se desmarcaron con políticas propias. Tal es el caso de California que, incluso, llegó a acuerdos con diferentes fabricantes de automóviles para reducir las emisiones de sus flotas.
Según comentamos sobre las políticas de Trump, en su momento:
“Las normas de la administración de Obama buscaban la descarbonización del transporte. Ahora abolidas por la administración Trump, el acuerdo de California otorga un poco de esperanza”.
Según The News Market, el éxito del nuevo plan de transporte limpio del presidente electo, Joe Biden, se encuentra en la red de corriente continua de alto voltaje, subterránea, con que cuentan de las carreteras del país. Afirman que si eso fuera igual en el ámbito de la energía, se habría avanzado en la descarbonización del país. Aún más, la energía sería más segura y eficiente, algo que requiere EEUU, ya que sus líneas antiguas, con la consiguiente falta de eficiencia y una gestión obsoleta, no son lógicas en una de las mayores economías del mundo.
En esa línea, añaden:
“La buena noticia es que tenemos el manual de estrategias para construir estas líneas: las carreteras y ferrocarriles existentes en nuestra nación han hecho la parte más difícil, abriendo los caminos que nuestro sistema eléctrico puede seguir”.
Despliegue de infraestructuras para un transporte limpio
Aprovechar las redes existentes también permitirá un despliegue de proyectos de electrificación: desde baterías de respaldo en estaciones de servicio; depósitos de obras públicas; cuarteles de la policía estatal; estaciones de electrólisis de hidrógeno; además de estaciones de carga de vehículos eléctricos e incluso carriles de carga inalámbrica dinámicos.
En todo caso, aprovechar las redes de carga existentes ayudaría a avanzar hacia un transporte limpio. Y debemos tener en cuenta que el transporte es la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero de EEUU.
Joe Biden y los vehículos eléctricos
El presidente electo, Joe Biden, trabajó estrechamente con Obama para favorecer el despliegue de vehículos eléctricos. De hecho, EEUU contó con ventajas fiscales para la compra en la época Obama que Trump hizo desaparecer. Además, el presidente saliente no puso ningún interés en el despliegue de infraestructuras de carga.
Según la consultora Alix Partners, los fabricantes de vehículos gastarán $ 230 mil millones antes de finalizar el primer mandato de Biden en vehículos eléctricos. Sin embargo, el plan es arriesgado, ya que ahora los VE sólo suponen el 2% del parque estadounidense. Además, el conocimiento sobre vehículos eléctricos tampoco es generalizado.
Joe Biden ya ha anunciado un plan de ayudas a la compra de VE de hasta 7.500 de dólares; asimismo, la construcción de 500 mil estaciones de recarga por todo el país.
Este apoyo beneficiará a los fabricantes de vehículos eléctricos; no sólo les aportará seguridad por el apoyo político, sino que abrirá la confianza en el impulso de estos vehículos.
Según LCM Automotive, se espera en EEUU una oferta de más de 120 modelos eléctricos para 2025. Y también hay quien apunta a que, para entonces, el precio de los vehículos de combustión y eléctricos se equiparará.
Aunque todos están de acuerdo en que la adopción de vehículos eléctricos dependerá de la red de infraestructuras de recarga que tenga el país. Es lo que ocurre en todos los países. Sin embargo, Joe Biden parece haberse puesto las pilas, en este aspecto, anunciando la creación de 500 mil estaciones de recarga de VE durante su mandato.