- Los coches eléctricos reducen sus emisiones acumuladas de CO₂ después de dos años, superando a los de gasolina en sostenibilidad ambiental.
- Un nuevo estudio detalla cómo la producción inicial más contaminante de los eléctricos se compensa rápidamente durante su uso.
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Durante mucho tiempo, los defensores de los vehículos eléctricos tuvieron que lidiar con un argumento recurrente: la fabricación de las baterías genera más emisiones de las que estos vehículos ahorran. Sin embargo, los nuevos datos publicados por la estadounidense Universidad de Duke en la revista PLOS Climate ponen las cifras sobre la mesa y desmontan ese mito con total evidencia científica.
El estudio, liderado por el investigador Pankaj Sadavarte, demuestra que “aunque los eléctricos tienen inicialmente mayores emisiones por la producción de baterías, rápidamente superan a los vehículos de combustión interna, reduciendo tanto el CO₂ como los contaminantes nocivos”. En otras palabras, el coste ambiental inicial se diluye con el uso cotidiano.
A lo largo del primer par de años, el balance cambia de forma drástica. La diferencia entre ambos tipos de motores se invierte cuando el vehículo eléctrico alcanza los 24 meses de circulación. A partir de ahí, su huella ecológica comienza a caer con rapidez y de manera sostenida.
Baterías: el gran desafío del arranque de los coches eléctricos
El arranque de un coche eléctrico no empieza en el garaje, sino en las minas de litio. La extracción y el refinado de los materiales necesarios para las baterías de iones de litio son las fases más intensivas en energía del proceso de fabricación. Este punto explica por qué, en sus primeros kilómetros, los coches eléctricos pueden emitir hasta un 30 % más de CO₂ que los de gasolina.
Sin embargo, ese exceso es temporal. Según el análisis de los investigadores estadounidenses, el impacto inicial se amortiza en menos de dos años, cuando el vehículo ya no emite gases contaminantes durante la conducción. A partir de entonces, cada kilovatio hora adicional de capacidad de batería contribuye a disminuir las emisiones totales a largo plazo.
El modelo de evaluación empleado, conocido como Global Change Analysis Model (GCAM), estima que cada kWh adicional de batería evitará la emisión de 220 kg de CO₂ para 2030 y de 127 kg para 2050. Estos cálculos permiten dimensionar el potencial real de los vehículos eléctricos en la reducción mundial de gases de efecto invernadero.
El coste ambiental de seguir quemando gasolina
Mientras tanto, los vehículos de combustión interna continúan generando daños ambientales que triplican, en promedio, los de los coches eléctricos. El estudio firmado por el climatólogo Drew Shindell concluye que “los vehículos de combustión interna provocan entre 2 y 3 veces más daños medioambientales que los vehículos eléctricos”. La diferencia se amplía si se consideran contaminantes secundarios que afectan a la salud y a los ecosistemas.
¿Y si comprar un eléctrico te permitiera ahorrar en la factura de la luz?
La investigación cuantifica esos efectos en términos económicos: los coches que usan gasolina o diésel generan entre 2 y 3,5 veces más coste por contaminación durante toda su vida útil. Este dato sitúa al transporte como una de las principales fuentes de emisiones del planeta, responsable de casi un tercio de los gases de efecto invernadero en países como Estados Unidos o España.
A medida que la generación eléctrica adopta más energías renovables, los beneficios ambientales de los coches eléctricos se amplían todavía más. En palabras de Sadavarte, “a medida que la red eléctrica se descarbonice, las ventajas económicas y ambientales de los coches eléctricos se fortalecerán aún más”.
Los límites del estudio sobre los coches eléctricos
Aunque el informe se basa en un análisis exhaustivo, sus autores reconocen ciertas limitaciones. No se incluyeron las emisiones derivadas de la construcción de infraestructuras de recarga ni las variaciones del kilometraje medio o la duración de las baterías en distintas zonas. Aun así, los resultados proyectan una tendencia clara: los coches eléctricos no sólo igualan a los de combustión, también los superan ampliamente en sostenibilidad.
La evolución del mix energético global será determinante. Con unas redes eléctricas cada vez más limpias, el impacto ambiental de los coches eléctricos continuará disminuyendo. Lo que hoy es un punto de equilibrio a los dos años podría reducirse aún más conforme la energía solar, eólica e hidráulica ganen peso en la generación eléctrica.
En definitiva, el debate sobre si los coches eléctricos contaminan más o menos que los de gasolina parece tener ya una respuesta respaldada por los datos. El esfuerzo inicial que requiere su fabricación se compensa en menos tiempo del que muchos imaginan. Y si el ritmo de descarbonización energética se mantiene, ese tiempo seguirá acortándose.
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Soy una periodista madrileña con más de 25 años de experiencia. Cursé los estudios de periodismo en el Centro de Estudios Universitarios San Pablo CEU. A lo largo de mi trayectoria profesional he trabajado en medios como Motor 16, Km77, Car & Driver o Quad & Jet, y he colaborado con departamentos de prensa como el de BMW.














