El gobierno ruso quiere dar un impulso al sector de la movilidad eléctrica mediante una ley que obligará a todas las gasolineras del país a incorporar un punto de recarga para vehículos eléctricos antes del 1 de noviembre de 2016.
Rusia no que se caracteriza precisamente por estar en las listas de los países en los que más vehículos eléctricos se venden. De hecho por sus calles y carreteras apenas circulan alrededor de 500 unidades, una cifra ridícula en comparación con su extensión y su población. El año pasado se vendieron tan solo 140 unidades y en la primera mitad de 2015 menos de 50. El clima frío, que reduce la autonomía de las baterías, puede ser una excusa, pero casos como el noruego ponen en duda este argumento.
La caída de los precios de la energía no están precisamente ayudando a su industria petrolera, una de las razones por las que su primer ministro, Dmitry Medvedev, ha abierto los ojos al futuro y ha aprobado una ley para disponer de al menos un punto de recarga en todas y cada una de las gasolineras de su país.
Una norma que parece que no ha sido desarrollada suficientemente puesto que no establece ningún tipo de ayuda económica para realizar la instalación y tampoco especifica el tipo de conector que se debe montar, por lo que los propietarios, viendo el panorama de coches eléctricos vendidos y el poco apoyo financiero, se decantarán por la instalación más sencilla, más económica y menos potente que puedan, y aun así las cosas no serán fáciles.
Según Maxim Osorin, director general de Revolta Motors, una empresa dedicada a la venta de coches eléctricos y que opera una cadena de estaciones de recarga en Moscú, una estación de recarga lenta cuesta unos 1.300 euros mientras que una estación de recarga rápida puede alcanzar fácilmente los 46.000 euros. Estas cantidades no incluyen los costes de instalación ni los de conexión a la red.
La experiencia es clara en este aspecto. La infraestructura pública ha de ser de recarga rápida para estimular el mercado e incrementar la compra de vehículos eléctricos. El gobierno cree que con este decreto es suficiente para el crecimiento de negocios alrededor de la movilidad eléctrica pero las opiniones están encontradas entre los especialistas. Algunos creen que la extensión del territorio y la escasa tasa de coches por habitante, inferior a la de otros muchos países, convierten este mercado en irrelevante en Rusia. Otros sin embargo opinan que el desarrollo del mercado en otros países europeos acabará llegando también a Rusia, aunque este escenario es poco probable que ocurra en los próximos años.
Fuentes: themoscowtimes.com y autoblog.com